
Me encontré esta historia entre mis notas de un cajón. La había olvidado, y me sigue gustando. Pobres de ellos dos:
Un pasillo trajo una conversación desprevenida. Luego vino un saludo tímido y un encuentro impersonal. Y algo hizo clic mientras comían o tomaban el café. Hablaban de todo y no decían nada. Luego vino una pregunta necesaria seguida de una innecesaria. Y como en la primavera empezaron a germinar conversaciones que les aliviaban por dentro. Se acompañaban, se reían, se sentían cómplices, se sentían bien. Fantaseaba él con ella, y ella, a escondidas, pensaba en él. Así inició su historia. La historia de él insomne por ella y de ella convulsionada por él. Tan lejos parecía todo y tan cerca se sentía a veces. Tan absurdo y tan real. Pero no existió más que como esta historia. En su cabeza. La de ella.